17/03/08

LA PANTERA NEGRA


Pocas ganas de disfrutar de una noche de alcohol y si mucho fastidio, mas por compromiso que de ganas asistí, el grupo tocaba, la gente gritaba, ella en la mesa de al lado, ella y su figura delineada entre humo y risas, entre grados de alcohol, intercambiamos un par de miradas perdidas, tres perforaciones, dos tatuajes a la vista, un pantalón a la cadera, una diminuta ropa interior que se deja entrever y te invita a pensar en el pecado, una charla con el pretexto de entablar conversaciones sin sentido alguno, un par de canciones en común, tres mesas que se juntan y la maldita pregunta ¿A dónde nos la seguimos, nos cayeron a toda madre? -Vamos al bar de enfrente- alguien sugirió, todo en orden, todo formal, de repente me toma de la mano, -Vamos a bailar- la tome por la cintura, la mire de frente, me prensó contra su cuerpo, me hizo flotar, me contó su historia, una historia mas para guardar en el libro prohibido, en aquel lugar de donde se toman fuerzas para seguir entre tanto tormento, -Me encanta tu mirada- exclamo, espero verte nuevamente, espero saber de ti, pero se que eso será imposible, es alimentar algo que no podría ser, es algo que nunca será, aunque siendo honestos, me encantaría volver a verle, volver a tocar su cintura y pedirle que me lleve una vez mas a flotar por la pista, se donde hallarla, pero no la buscare, tal vez mi mente ha hecho de las suyas nuevamente y es parte de mi encrucijada neuronal, tal vez nunca existió, pero para mi desgracia es tan real como los comentarios del domingo, como la cerveza que bebí de su vaso y la barra del bar, como el libro que me se de memoria, como la canción que toca a cada momento en mi mente, como la doble vida que a veces vivo sin querer, como lo fortuito de la suerte, como la insistencia por que me sentara a su lado, prende una vela a Dios y otra al Demonio, recuerda a la pantera negra.

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