MEMORIAS DE UNA MENTE PERTURBADA VOLUMEN I

Entro flotando al lugar, nada podía afectar su luz, aunque en realidad nunca creí que su intención fuera dañar, podría apostar que nunca paso por su cabeza que dentro de su ser podría existir la malicia suficiente para terminar con todo, un suspiro basto para darle un giro radical a las cosas, la calama se fue transformando y todo lo que era paz se desquebrajo poco a poco, casi de manera imperceptible, la insumisión ahogada a la sombra de su espalda desnuda denotaba la falta total de fuerza de voluntad de mi parte, su mirada era tan fuerte que no tenia el valor para decirle que no, me traspasaba; a pesar de ser su presa me hacia dudar, me hacia sentir que el que estaba provocando su dolor era yo, después de un breve lapso de tiempo no había señales de querer poner algun tipo de resistencia de mi parte, era como si el daño que provocaba me hacia adicto a su ser. Se podian sentir las esperanzas a ras de piel morir una a una a medida que su cabello jugaba con el viento, cada que su atención se posaba a mis palabras iba dándole mas señales para atacar mi vulerabilidad como si no conociera de antemano ya bastante bien mi lado débil, entré a un juego que sabia de sobra estaba mas que perdido sin hacer nada al respecto.

Ella solo se levanto de aquel sofá que estaba en la esquina de aquella habitación oscura, se fue acercando poco a poco, podía escuchar los latidos de mi corazón, cada vez mas rapidos y mas fuertes al paso que se iba aproximando a mi, mi cuerpo se estremecía y sentía las gotas de un sudor frío que recorrian mi rostro, me quede sosegado, no podía expresar sonido alguno, sentía la garganta hecha un nudo, entonces por fin estuvo frente a mi, mirándome fijamente, su respiración se estrellaba en mis labios, su cabello me impedía ver completamente su rostro, murmuro algo que jamás logre entender en realidad, cerro los ojos, y fue así que al fin me beso.